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  • Foto del escritorginavela

TE EXTRAÑO MUCHO MAMÁ

Actualizado: 7 feb 2021

Conectando con mi niña en sueños que me hablan al oído



En cuanto recibí aquella llamada de mi hermana el último 28 de julio, no quise admitir que algo trascendental estaba sucediendo en nuestra vida familiar y que mi tranquilidad mental empezaba a ser removida, como cuando inicia una tormenta…la cual no tienes ni idea que tan fuerte será, a donde se dirigirá o lo que a su paso va a arrasar.


Tenía que volver a casa de mi familia nuclear, mamá enfermó.


Mi mamá es la persona más energética que nunca he conocido jamás. Desde temprano lideaba con los quehaceres del hogar, cocinando algún platillo exquisito como tan sólo ella lo podía hacer y limpiando y limpiando. A media mañana entraba en su taller de costura y elaboraba las más lindas pijamas para las chicas, lograba descifrar mis diseños dibujados para mi nuevo modelito; ya había estado en su pequeño jardín alimentando su alma con su tierrita y flores, le había cambiado el agua a la tinaja que usaban los pajaritos para darse su baño matinal. Tenía preparado el pan dulce para la tarde, y luego de almorzar, estaba lista para tejer, bordar o pintar, según le agarre el día o recorrer gamarra, la parada y el centro de lima en búsqueda de materiales para sus actividades. Sin mencionar que por las noches me hacía los mejores masajes que jamás recibí. Siempre me daba lecciones de la hierba que dietaba para mejorar alguna parte de su organismo y de la meditación que había encontrado para antes de ir a dormir. Y esto un día de poca actividad.

Nunca entendí cómo podía hacer un derroche de energía constante diario sin agotarse ¿cuál sería su fuente inagotable secreta de riqueza vital? Era mi duda al verla cada día en su faena.


Desde pequeña me sentía de alguna forma la singular de la casa, siempre con una fatiga crónica tremenda, mirando las maravillas que hacía mi madre en todas las esquinas de la casa, y yo con mis manitas de tijera, todo lo opuesto a ella.


Ella con su orden, pulcridad y en un sistema en el que todo funcionaba perfectamente, yo con mi desorden y desorganización mental intentando encajar en su mundo.


Gracias al universo, luego de tantos años de darnos mil lecciones de vida la una a la otra, luego de encajar y desencajarnos, luego de exigirnos, presionarnos y de también intentar comprendernos, pudimos tener las mejores conversaciones llenas de agudeza, amor, tolerancia, resistencia, obstinación, perdón y reflexión, en las cuáles pudimos encontrar todas nuestras cualidades en común, en unidad y transmutar. Gracias al universo, unos años, atrás logramos sanar y comunicarnos con el lenguaje del amor profundo, luego de haber tenido muchos pero muchos momentos de poco entendimiento, incluso de alejamiento. Sin embargo, hoy me doy cuenta que el aprendizaje en la relación madre-hija no acaba y la sanación del linaje familiar es un proceso que debe ir acompañado de acciones que ayuden a dar el paso al siguiente nivel.


Cuando logré volver a casa en setiembre del año pasado, mamá había perdido casi todas sus facultades. Me recibió sólo con la mayor sonrisa que tengo grabada en mi mente y corazón. Ella esbozaba una expresión de grandeza al verme llegar a casa en plena pandemia. Yo sabía que el proceso de su renacimiento había iniciado.


Toda la familia estaba reunida para cuidarla, tal y como ella cuido de nosotros, atendiendo el más mínimo detalle, como sólo ella sabía hacerlo, para que se sintiera sólo bien. Gracias al universo su cáncer, aunque era terminal, no le generaba ningún dolor, sólo dormía y comía muy poco.


Mi dolor era como una puerta abierta a millones de puertas más que me hacía perder la consciencia del camino y de los sentimientos que podía experimentar. No se está preparado para esta ausencia, este hueco, hasta que tienes que atravesar poco a poco cada puerta en ese proceso de dejar ir a la persona que más amas, e ir al ojo de la tormenta para aprender sobre lo único verdadero que existe en nuestra experiencia de amor y vida humana: el cambio y la transformación constante.

El estar de vuelta en casa, con mis hermanos y mi padre, intentando visionar en conjunto lo mejor para ella, fue una sanación brutal, todos con opiniones personales pero con el mismo objetivo, intentando hacer consenso sin poder perder la paciencia y la comprensión, todo por ella. Cada día y cada decisión estaba lleno de sucesos que había que proteger para hacerlo lo mejor posible también para nosotros.


Recuerdo muy bien esta noche significativa y vital en este proceso que voy a compartir. Estaba yo cansada y triste, ver a mama ir apagándose poco a poco, desgastaba la convivencia del proceso, intentado drenar la pena sin sentirme tan hundida. Había visto una película para dejar de pensar… cuando apagué todo y cerré los ojos y comenzaron a llegar diversos pensamientos y episodios de mi vida familiar a mi cerebro. Aunque conozco, he investigado e incluso estaba leyendo sobre la naturaleza de la mente, NADA podía detenerlos… y estaba claro: era el momento clave para su afloración, todos los recuerdos me señalaban como “la que no era suficiente” frente a diversas circunstancias familiares, mis recuerdos me hacían sentir como que mi forma de hacer las cosas tenía que ser modificada siempre para que estar bien a los ojos de mis seres más cercanos y fue cuando luego de uno tras otro pensamiento y sentimiento atrapado y denso del pasado de mi pequeña niña interior… estalló el  máximo llanto que no recuerdo haber tenido desde pequeña, un llanto visceral, el cual no podía controlar.

Mi padre y mi hermana fueron a verme, yo no podía parar… mi padre cogió a la pequeña gina que estaba tan asustada y tan herida por las susceptibilidades del pasado. Yo apenas y lograba balbucear alguna idea hiriente que machacaba mi cerebro sobre mis sentimientos, intentando explicar mi conflicto interior, mi afán de control, mi posición de víctima, el reflejo del espejo familiar y las memorias que cargamos de nuestro árbol…todo denso, espeso y oscuro.


Mi papa cogió las riendas y con su voz acaramelada y sus palabras precisas intentó aquietar mi mente que iba aplastante con ese máximo ego destructor que sólo las estructuras antiguas y limitantes saben hacer y esas ideas explotando como un volcán con lava lastimando todo a su paso. La comprensión y contención de papá iban tranquilizando mi corazón, mi alma, logrando poco a poco desvanecer mis imágenes mentales, limpiando mi espejo familiar, reconociendo los valores y las memorias de nuestro árbol, honrando nuestra limpieza y tejiendo nuestra transmutación. GRACIAS PAPÁ.

Recuerdo que lo que vino luego del diálogo fue mucha paz y mucha quietud, mucho entendimiento, cuando calmé, cerré los ojos, papá me abrazó y me dejó dormir y yo entré en un sueño tan profundo, tan profundo, que mi sueño me terminó de descifrar lo que faltaba.


Soñé esa noche, que paseaba por un gran salón, en una fiesta con mucha gente, caminaba pérdida sin encontrar a nadie conocido, recuerdo que llevaba un vestido manga cero y me veía en el brazo un gran tatuaje. Mientras caminaba, el tatuaje de mi brazo llamaba mucho mi atención, estaba yo misma muy sorprendida de llevar ese tatuaje que ocupaba desde el hombro hasta el codo… no recordaba como lo había obtenido pero estaba ahí, al principio no lograba ni distinguir que era lo que mi piel tenía pintado… cuando logré llegar a un balcón con vistas y salir de la gran fiesta, busqué una luz que dé directamente al tatuaje para poder descifrar que tenía impregnado. Era una niña de grandes ojos azules con el pelo negro, distinguí el dibujo que mi hija Camanti había hecho para mí, días atrás. Esta niña estaba tatuada en mi brazo, una niña con rostro triste y mirada lánguida, recuerdo verla deslucida… un tatuaje borroso y desagradable…

Cuando desperté, entendí la lección de mamá, que muy a pesar de su gran momento, no paraba de enseñarme. Sentí el susurro de su voz hablándome al oído, protegiendo a mi niña, y recordándome cuidarla, sanarla, entenderla, amarla, recuperarla de todo eso que pudo herirla.


El duelo resulta ser un lugar inesperado y sublime, un frenesí que nadie experimenta hasta que llegamos. Saber que un ser amado puede morir puede ser una conmoción muy fuerte, pero no esperamos que esa conmoción sea tan arrasadora que transtorne tanto el cuerpo y el alma, podemos esperar quedar atrapados y locos por la pérdida… pero no esperamos estar literalmente locos esperando que vuelva por la puerta y te abrace al llegar a casa, ni podemos saber la infinita ausencia que conlleva ese vacío hasta que llega.

En el ho´oponopono, tu mente subconciente es tu niño interior, y ese pequeño niño está comúnmente desatendido, olvidado, incluso muchos desconocen su existencia, pero desempeña una función importante en la vida. Ese niño está formado por las memorias de las experiencias que todavía no resolvemos. No se resuelven circunstancias conflictivas por solo hacerse mayor y dejar de pensar en ellas. Tu niño conoce bien lo que te hirió y mientras no le brindes la atención que requiere y no lo ayudes a sanar esas memorias, seguirá teniendo influencia sobre nuestro mundo externo. Muchas de nuestras experiencias no deseadas son el resultado de ignorar a nuestro niño. Si elegimos comunicarnos con él, cuidarlo y atenderlo, podemos aprovechar el poder de nuestra mente subconsciente para sacar partido de ella y vivir desde la inspiración.


Esta primera luna llena del año, luna llena lobo, llamada así por nativos del norte, que la denominaron de esta manera por ser la luna en la que los lobos aúllan más por falta de alimento. Me llegó con el espíritu ansioso del lobo en búsqueda de su máximo alimento para poder subsistir, crecer y multiplicarse.


Intento agradecer constantemente por las circunstancias de cada día, llevo el mantra: gracias, lo siento, te amo y por favor perdóname. Sin embargo, las confusiones, el ego, y memorias del pasado pueden limpiarse de la forma más mágica y paradójica, sólo necesitamos estar con el corazón abierto a esas infinitas posibilidades.

Hace días, el dolor de tu ausencia visitó mi espíritu, ideas de poca comprensión y de mucha soledad advirtieron llegar recordándote mamá, veía en la playa tu rostro enormemente feliz disfrutando en la arena dejándose tumbar en el mar con una pequeña ola… solo disfrutando y riendo a carcajadas…

Y esta luna lobo, llegó para sensibilizarme aún más frente a una nueva necesidad, luego de cuidar y sanar a la pequeña gina, esta luna lobo llegó para visionar el nuevo camino, luego de tu renacimiento mamá, luego de entender que cuando algo aprieta e intensifica tu corazón es cuando más caso tienes que hacer tu niño, a tu mente subconsciente que se expresa de muchas formas diferentes y te da el campanazo de reestructurar, de despertar y de accionar hacia el siguiente nivel, mucho más ahora en nuestros tiempos. Gracias mamá, me llegó tu mensaje, fuerte y claro.




Vuelvo al cauce para mantener mis aguas fluidas y limpias, sin arrastrar memorias que modifiquen mi futuro de más alta velocidad y suelto y confío en mi conexión con la divinidad.

TU ERES EL ORIGEN Y LA SOLUCIÓN DE TODO LO QUE TE SUCEDE.


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