Pasé años, imaginando y soñando a mi príncipe azul, producto de la serie de historias que desde pequeña, nos machacaron de todas las formas por el cine, televisión y demás!
Y cuando por fin me llegó el “amor” luego de una que otra prueba-error, todas mis estructuras antiguas basadas en lo que había aprendido en mi historia de vida, se me derrumbaron…
Y me percaté que sino estaba dispuesta a “desaprender” para volver a re-formular esa exquisita ecuación real y amar de verdad, mi relación de pareja se iría directamente al tacho de la basura.
Mi experiencia por consolidar una pareja se dio en mi intento de mostrarme lo más “sweety” y amorosa que salía de mi ser :) … pero, por supuesto, muy rápidamente ésta imagen se cayó y apareció lo más “dark” que puede salir de una mujer que va creciendo y experimentando todo su lado denso… y ¡que maravilla! poder hoy celebrar ese lado oscuro que todos tenemos. Celebrar, amar, comprender, aceptar y responsabilizarme de él.
Sobre todo responsabilizarme en entender que todo eso que anhelaba que ocurra afuera, en mi relación, tenía primero que nacer en mi.
En mi aprendizaje, tuve inseguridad, celos, frustración, enfado, puras ganas de echar la culpa al resto cuando algo salía mal, mi mente me tendía trampas y mi ego sólo me confundía más, y yo quería tener la razón, nada más!
Y es que el amor de pareja venía con mucho más de lo que nos contaban en las películas, había que comprender, respetar, dar, soltar, volver a entregar, amar, perdonar, reír, llorar, hablar, pero también sobre todo primero amarse una misma y querer evolucionar.
Vivía enfadada, y desilusionada de que el otro no sea como a mí me parecía que tenía que ser. Vivimos construyendo ideales de pareja que no se asemejan a la realidad, y nos metemos en un estado de desilusión constante, de frustración, o de agresión de culpar a la otra persona que no cumple con tus expectativas. Y lo culpas de que no es capaz de hacerte feliz, y como tiene la culpa merece castigo y como mereces castigo, te agredo y ahí empieza la guerra. Y nuestra felicidad está puesta en que se cumplan esas expectativas, pero ojo! La felicidad no la vas a encontrar fuera!
Lo que nos decepciona de los demás, por lo general, es la expectativa que tenemos de ellos. Esta imagen mental que pintamos de cómo deben comportarse, así que nos decepcionamos del personaje que creamos. Y eso nos ciega ver aquí adentro, NO nos permite responsabilizarnos de nuestro crecimiento y de aprender a amar desde entender que lo más importante es primero la relación que tienes contigo mismo.
NADIE puede hacerte feliz a menos que tú mismo lo hagas primero.
Entonces te pregunto por qué no cambiar esas expectativas por amor con aceptación y agradecimiento. Qué prefieres: ¿aprender a ser feliz por ti mismo o seguir sufriendo?
La vida nos demuestra que ya no nos va dejando más opciones, toca evolución, ya que de esto se trata la experiencia humana. ¿Qué esperas?💕
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